domingo, 2 de diciembre de 2012

Capitulo 3


                          Recuerdo I


Hay que ver como es la vida, yo general de un ejercito de asesinos, posiblemente un de los peores, uno de los mejores asesinos, de los mas precisos y letales, no me esperaba que pasara todo esto, no me veía en estas situaciones, siempre fui cruel, me entrenaron así, me adiestraron para no sentir pena, para no tener piedad y por primera vez he fallado, he fallado una misión, he fallado mi objetivo, me he fallado a mi mismo, no he podido matarla, yo que nunca me ha importado ninguna vida salvo la mía, yo que solo me interesaba por lo propio, que solo me importaba mi propio bien, ahora me veo rebajado a esto, mi crueldad se desvanece, mi piedad aparece y de ella mi debilidad, mi corazón, aquel que desconozco, aquel cuya existencia ignoraba, me ha demostrado que todos lo tenemos hasta yo y todo empezó con un error, supongo que como todos los buenos accidentes, marcaría y marcó un antes y un después en mi vida. La misión era sencilla, debía secuestrar y matar a la enamorada del general enemigo ¿Para que? Como advertencia de que nosotros somos los que mandamos, advertencia de que, debían tener cuidado con nosotros, por que somos y éramos letales, lo mejor de todo es que jamás conocí su verdadero nombre, solo llegué a averiguar que empezaba por P, el resto es un misterio, ya que al igual que yo ella misma lo desconocía y por ello le pusieron un nombre, se lo puso ella, eso es lo de menos, pero los que la conocían, la llamaban Selea, el caso es que un buen día, como estaba planeado, me adentre en su entorno, fui a la cuidad en la que ambos vivían ¿Quiénes? El general blanco y Selea, tanto ella como él se camuflaban con la gente de a pie, haciendo el bien entre ellos, como podían sin levantar sospecha, el caso es que después de una semana de investigación me puse en marcha, entré en su casa cuando él no estaba y me la llevé, dejándola una nota:

-Lo siento héroe, pero a veces es el malo el que se queda con la chica, te estoy observando, espero que hagas lo que quiero si no quieres que tú chica lo pase mal, deberás entregarte ante mis superiores  y así ella estará sana y salva en tu casa de nuevo, mientras que tú serás prisionero de por vida, pero no solo eso, no será tan fácil, además, deberás traernos información acerca de los tuyos, de no hacerlo ella morirá, ¿Qué prefieres que muera ella o que mueran cientos de los tuyos? Tú eliges héroe, depende de ti.

Dejé la nota clavada en la puerta con un cuchillo y después de dejarla inconsciente me la eché al hombro y me la lleve, la mantuve prisionera durante meses, pero los primeros días sin duda fueron los más extraños, estaba allí tirada en el suelo encadenada a una barra de acero, mientras que nos mirábamos, su mirada me hipnotizaba sus ojos marrones, oscuros, me perdían, me odiaba, siempre recordándome que su novio vendría a por ella, que la salvaría y que me mataría, a lo que yo hacía oídos sordos, aun sabiendo que vendrían a por ella, si de verdad la amaba como decía vendría a por ella, se sacrificaría por ella, ¿o no? Poco a poco no se como ni por que empecé a notar algo extraño, su mirada me decía algo extraño, empecé a entablar conversación con ella, conversaciones en las que dejaban de aparecer su novio, mis planes, hablábamos de la vida, del futuro de la forma de ver la vida de cada uno, de mi pasado, de cómo podía no recordarlo y poco a poco la verdad que no se ni como, nos fuimos enamorando, hasta que llegó el día que ella me pidió que la enseñara a pelear y haciendo caso omiso a todo la solté de las cadenas, notaba en su mirada que confiaba en mí, que ahora me amaba como yo a ella, así pues la solté y empezamos a jugar, peleando, hasta que terminamos tirados en el suelo, ella debajo y yo justo encima sujetándola, nos quedamos quietos mirándonos a los ojos y de pronto algo dentro de mí me decía que me acercara, al hacerlo pude ver en su mirada algo diferente y de pronto apartó la cara, me evito, para distraerme, ese acto me puso demasiado triste tanto que bajé la guardia y ella lo aprovecho para darle la vuelta al combate, desde un principio del combate hicimos un trato si alguna vez ella ganaba la dejaría libre, sabiendo que no ganaría jamás, pero esa vez, me ganó, me confié, me volví débil, demostré que de verdad tenía sentimientos, al estar tumbado en el suelo con la espalda en el suelo mientras que ella me sujetaba con sus piernas apoyada sobre mí, podía notar la tristeza en mis ojos y de pronto vi en su rostro una sonrisa, comenzó a acercarse a mí, está vez yo pensaba que se trataba de una broma, que pretendía burlarse de mí y no hice nada mientras que ella se iba acercando mas y más, pero yo impasivo no hacía nada pensando que se alejaría a los pocos segundos y fue entonces cuando me di cuenta de que nada es lo que parece y todo es posible, pues cuando no esperaba nada de ella, me besó, fue el mejor beso de mí vida, ese día morí, en ese momento mí corazón se descongeló  ese día renací. Dos semanas después, por fin habían tomado una decisión sobre que hacer, si salvarla a ella o a todos los suyos, el héroe se entrego, ella me suplico que por favor no le matáramos, que por favor no le matara, a lo que le conteste que eso ya no era decisión mía, si moría era decisión de mis superiores, pero al reunirnos con él nos dio una sorpresa, no venia a entregarse, venia a despedirse, puesto que para ellos era mejor sacrificar una vida a cambio de todos los demás, que dejar que él se entregara y entregara así a todos los demás, esta vez el amor, no gano, esta vez no gano la razón, esta vez no gano la justicia, gano el mal, la crueldad, la codicia, el egoísmo, ese día gane yo, ese día debía matarla, justo después de despedirse de él, así pues mis superiores organizaron la ejecución en una gran sala en la que todos podían ser testigos del brutal asesinato y disfrutarían con él sin dudarlo, animales, admito que en su día abría disfrutado como ellos, pero ahora no, ahora me sentía diferente, con todas mis escapadas para verla, para estar con ella, con cada regreso volvía mas humano, menos monstruo, menos asesino, mas enamorado, mas débil, pero aun así ella no había dejado de amarle a él, así que solo fue cuestión de tiempo, que se volvieran a encontrar y de nuevo reapareciera el amor, como decía le trajeron ante mí, su amada ya estaba esperando para morir, mientras que él caminaba encadenado de manos y pies, los dejaron un par de minutos para despedirse, y al acercarse se besaron mientras que ambos frente a frente lloraban y se despedían de la forma mas bonita posible, sin más se abrazaron y él la dijo algo a ella al oído, por que pude escucharle susurrar aunque no llegué a entenderlo, ella se puso triste de pronto y vino hacía mí para morir, debía hacerlo, debía cumplir con mi deber, se tiró al suelo de rodillas y únicamente espero su final, levanté mi espada y a la hora de bajarla para dar el corte, mis manos no respondían, no me hacían caso, conocía mi deber pero no quería llevarlo acabo, el monstruo de mi interior estaba encadenado ahora, estaba encerrado en una jaula de la que no se si saldría de nuevo, así pues bajé mi espada de forma rápida sin tocarla, sin rozarla apenas, únicamente la corte un fino mechón de pelo que se movió, de pronto mis superiores se levantaron ofendidos, gritándome, debía obedecer y no lo había echo ¿En que estaba pensando? ¿Pensando? Me temo que en nada, esta vez se trataba de escuchar ¿A quien? Pues por primera vez a mi corazón, de pronto las cadenas se rompieron quedando libre, le robó la espada a uno de los soldados que le vigilaban, y lo mató con la misma, fue eliminando a todo aquel que iba a por él, todos a su paso caían, iba a por ella, quería salvarla, era una trampa, pensaba salir con ella, ponerla a salvo y no dar ningún secreto ni entregarse, iba a romper el trato, después de eliminarlos a todos, solo quedábamos los dos, él iba a por mí y yo a por él, tras un digno duelo a espada, le desarme y calló al suelo y así tirado en el suelo fue cuando me di cuenta de algo, vi su mirada y de nuevo como la vez anterior sus ojos oscuros me decían algo, de nuevo una nueva lección, de nuevo algo desconocido.                          

jueves, 29 de noviembre de 2012

Capitulo 2


                                                                              ¿Quien soy?


¿Quién soy? Curiosa pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez, pero la verdad es que esta vez yo me la he hecho mas veces que nunca, puesto que no recuerdo nada de mi vida, no recuerdo quien soy, por lo que no se como era, no se como soy, es curioso el sentir que me desconozco a mi mismo, es curioso pensar que no que no conozco quien soy, no conozco mi yo, en resumidas cuentas, no se ni recuerdo quien soy, solo tengo anécdotas que me acercan a como era y todas ellas me caracterizan como un ser cruel, despiadado y sin escrúpulos, frío y distante, con un corazón mas frío, aun que mi mirada, un ser al que no le importaba matar, que disfrutaba con la batalla y viendo sufrir al enemigo a sus pies ¿Verdaderamente yo era ese? Me desprecio, me odio, odio el simple hecho de recordar que había matado a un hombre con mis propias manos, a sangre fría, era el general del ejército enemigo, lo sé por que el soldado del callejón me lo contó, sé que yo era ese hombre y de no haber perdido la memoria, aun sería él, aun sería cruel y sanguinario, eso era lo que mas triste me ponía, el simple echo de pensar la de vidas que podían haber quitado mis manos, vidas inocentes, almas libres que ahora estaban condenadas, por culpa de un cruel y arrogante general, por mi culpa… Comencé a caminar, caminaba por aquellas calles y nada ni nadie me sonaba, mientras que muchos me miraban con cara de conocerme, de pronto el hombre que me reconoció comenzó a hablarme, el viejo me dijo que se llamaba Diteron, que formaba parte de mi ejercito, me contó que no siempre fui malo, que llegó un punto en el que me volví bueno y los abandone, los traicione, al escuchar estas palabras me emocione, vi que verdaderamente había algo bueno en mí, lo que quería saber ahora era por que había echo eso, que había pasado para hacerme cambiar de opinión, quería mas respuestas de las que podía tener, quería demasiado, mas de lo que Diteron podía darme, no sabía donde podía ir, no sabía donde empezar a buscar, así que hice lo típico preguntar a Diteron donde podía encontrar mas respuestas, donde podía saber más de mi pasado, Diteron me dijo que había un ordenador en la base del ejercito que se llamaba control maestro, en el que salían los datos de todos los miembros del ejercito, cuando habían ingresado, la ficha física y mental, con apartados incluso en el que indica los poderes que tiene ¿Poderes? Algunos de nacimiento, heredado de padres, otros adquiridos gracias a experimentos, según Diteron, yo era uno de esos casos, un súper hombre, creado para hacer el mal y por supuesto el número asignado a cada uno, así pues ya tenía destino, debía entrar en ese ordenador, para mirar mi ficha y de una vez saber quien soy, Diteron me contó que el control maestro estaba en una base perdida bajo tierra, pero que se podía entrar por una entrada secreta que había en las alcantarillas, que yo mismo cree y lo cierto es que ni lo recuerdo, al preguntar porque lo hice, no supo contestarme, dijo que solía salir a escondidas, por que no se nos estaba permitido salir, vivíamos en la base, teníamos nuestra propia casa, cada uno una para el solo y es que la base era enorme, pero para no levantar sospecha de mi escapadas, me fui a lugar perdido de la base instalaciones viejas que todos ya no recuerdan, y allí puse mi puerta, para entrar y salir a mis anchas y si alguien preguntaba estaba inspeccionando la zona. Pero como era de esperar no sabía donde era por lo que pedí a Diteron que me guiara y extrañamente acepto sin poner pegas, caminamos durante un rato hasta que encontramos una alcantarilla que abrimos y por la que entramos, bajamos las escaleras y comenzamos a caminar por los pasadizos de las asquerosas y lúgubres alcantarillas y de pronto escuchamos un ruido en el agua, como un chapoteo, alguien o algo se acercaba y lo primero que nos salio fue trepar por los tubos y escondernos arriba, esperamos y esperamos, de pronto lo vimos, un cocodrilo de dos metros que avanzaba sobre las dos patas traseras, con apariencia semihumana, al verlo escuché a Diteron decir en voz baja:

-¿Cox? ¿Qué hace aquí? Está no es su zona, que extraño.

Y así sin más entablamos una conversación en voz baja:

-¿Conoces a ese bicho?     

-Si y tu también, es más tú adiestraste a eso que tu llamas bicho, era tu discípulo, tu aprendiz, pero una extraña noche desapareció durante una guardia, le buscaste durante días y a la semana apareció casi muerto tirado en uno de estos túneles, desde ese día no volvió a ser el mismo, dejasteis de hablar, os distanciasteis, la verdad que fue algo muy extraño.

-No lo recuerdo, no recuerdo nada de mí pasado.

El extraño monstruo continúo con su ronda, caminando y perdiéndose en la distancia de aquellos túneles, nadie debía vernos puesto que yo era un renegado, según Diteron cambie, con cada escapada volvía un poco mas cambiado, pero nadie sabía donde iba, así pues, seguimos caminando, hasta que por fin llegamos a la puerta, era una especie de portal negro, algo muy extraño, algo que yo no había visto jamás antes, justo detrás del portal había una pared, estaba a varios centímetros de la pared ¿Era simple magia? Tanto yo como mi nuevo amigo estábamos atónitos, asombrados por la extraña puerta que había ante nosotros, me acerqué un poco y metí una mano, no pasaba nada, así pues me atreví a meter la cabeza y pude ver que efectivamente llevaba justo dentro de la base, ambos cruzamos confiados, después de caminar a escondidas esquivando cámaras y soldados, por fin llegamos al control maestro, Diteron metió su clave, el ordenador la acepto y le dio un cordial saludo, rápidamente, nos pusimos a buscar mi ficha, para ver quien era, todos los soldados estaban ordenados por números cada uno era un número desde el número uno que era el maestro supremo, el creador del ejercito el primer soldado, cuyo origen era desconocido, hasta el ultimo el mil trescientos dos y la cifra aun seguía aumentando con el paso del tiempo, cada vez había mas miembros que se unían a sus filas, después de buscar, conseguí encontrarme:

-Número: Trece
 Nombre en clave: Axel
 Nombre real: desconocido
Origen: desconocido
Paradero: desconocido
Poderes: Eléctricos
Origen de los poderes: desconocido, se dice que formo parte de un prototipo de soldado eléctrico, destinados a desactivar puertas y todo aparato eléctrico, para tener total acceso a cualquier aparato y así poder interrumpir e interceptar comunicaciones, además de otras muchas utilidades.
Rango: general, comenzó como soldado, uno de los mejores de su escuadrón, no tardó en ganarse un puesto en rangos superiores debido sin duda a su destreza e habilidad.
Muerte: Asesinado por un soldado de su unidad, por traicionar a los suyos, tras darle muerte, no se encontró el cuerpo, así pues hay quien piensa que aun no a muerto, lo que es tremendamente imposible.
Personalidad: inteligente, astuto, con buenos dotes para la batalla y la estrategia, cruel, despiadado, con muy pocos escrúpulos, carece de piedad, persistente, siempre elimina a su objetivo y jamás a fallado una misión, meticuloso, habilidad para el manejo de todo tipo de armas, tanto de fuego como cuerpo a cuerpo, por esto forma parte de los conocidos trece, los mejores soldados, y por supuesto los mas letales.
Físico: Estatura media (1,80) con un nivel de masa muscular estándar, no obstante con una gran fuerza, que algunos incluso catalogan de sobrehumana, se desconoce del todo el origen de sus poderes.

Tras leer mi ficha no llegué a ninguna conclusión, salvo una, que era un monstruo, dotado de poderes y habilidades que me hacían letal.       

Capitulo 1


                         
                                            El Despertar del hombre


Todos supongo que a la hora de buscar una historia que leer se fijan en el resumen, todos tienden a deducir la calidad de la historia únicamente con cuatro líneas que supuestamente son la esencia de la historia, la verdad que os diré que de tener que resumir mi historia con varias palabras, estás serían, tristeza, amor, odio y oscuridad, por que todos buscan historias de héroes que salvan el día, todos buscan cómics en los que el héroe siempre gana y se queda con la chica, pues siento deciros que yo no soy el héroe, no me siento como un héroe, es más me atrevo a decir que no soy un héroe claramente, yo soy todo lo contrario, me temo que esto no es mas que las historia de un villano, o como todos dicen comúnmente, el malo, no soy ningún angelito, me temo que soy el peor de los diablos, pero así funcionan las cosas, lo mejor de todo es que pensáis que aquí como en toda buena historia, el villano es decir yo, acabaré perdiendo mientras que el héroe gana, sale victorioso y sin duda se queda con la chica, si de verdad pensáis esto siento lastima por vosotros, no seáis tan ingenuos, por que la verdad es que nunca se sabe como pueden terminar las cosas.

Mi historia comienza ¿Dónde? La verdad que no lo recuerdo, únicamente me desperté tirado en un callejón, ensangrentado, tirado en un rincón, al abrir los ojos todos lo que había a mí alrededor me observaban la verdad que todavía no se por que, únicamente hice el esfuerzo de levantarme, no recordaba nada, lo único que tenía en mente eran fogonazos de batalla, golpes, tanto dados como recibidos, puñetazos a mano descubierta, veía saltar sangre, tanto suya como mía, no sabía quien era, de pronto pestañee un par de veces y las imágenes se volvieron mas nítidas, pasaron a ser como un vídeo  podía verme a mi mismo dándole puñetazos, podía verle apartándome de él de un puñetazo, mientras me limpiaba la sangre de mi labio partido, me levantaba para contraatacar, de pronto vi un arma, una catana, en su mano, yo tirado en el suelo, de pronto pude ver que en mi mano izquierda, había una especie de brazalete escudo de color oro, al verlo no lo pensé dos veces, fue un acto reflejo, el poner el brazo para frenar su ataque, nada más lo frene otro acto reflejo inundo mi mente lanzar el brazo derecho hacía su espada, así pues se la quité y de una patada en el pecho le lancé al suelo, le dí la vuelta a la tortilla, ahora yo tenía el poder, yo tenía en control, pode verle en el suelo, veía como me miraba, pude ver el miedo en su mirada y notar el odio en la mía, noté como llegaba el final, levante la espada la agarré con las dos manos y la imagen desapareció, como cuando apagas la tele y únicamente se queda el punto unos segundos antes de fundir a negro por completo, así pues no se que paso, supuse que le había atravesado con aquella espada, puesto que mi ropa estaba toda ensangrentada y la espada estaba tirada a pocos centímetros de mi mano, no recordaba quien era él, pero fuera quien fuera, yo lo maté, y algo dentro me decía que no estuviera triste, que no me sintiera culpable, de modo que no lo hice, ya que no lo sentía, de ese modo ¿Para que voy a fingir lo inexistente? Con la ayuda de la espada me puse en pie y lo primero que hice fue preguntar al primero que pille si me conocía, fue una mujer mayor, tenía pinta de ser una abuela, puesto que era anciana he iba con dos niños pequeños, la anciana al mirarme de arriba abajo únicamente dijo:

-No tengo el gusto de conocerte, pero una cosa si que se, seas quien seas, estas en un serio apuro, toma esto, se nota que lo necesitas mas que yo.

La mujer me dio una bolsa de papel, en ella había ropa, pero por extraño que suene, la ropa estaba limpia, intacta, como si nadie la hubiese tocado antes, como si la mujer la hubiese comprado justamente para mí, lo que obviamente era imposible.

-Gracias señora, no se como agradecérselo.

-Hijo mío, a veces un simple gracias, es el mayor regalo que uno puede recibir.

Al escuchar esto la sonreí:

-Gracias.

La mujer me sonrío al mismo tiempo que los niños y acto seguido siguieron caminando y desaparecieron en la distancia, me sonaba extraño que una señora de barrio marginal, de callejón de los suburbios tuviera ropa semejante y que justamente me la diera a mí, supongo que ese día tuve suerte, una suerte que claramente no me merecía y eso si que lo sentía dentro, seguí caminando y de pronto un tío que había apoyado en unos cubos de basura se me quedo mirando y tras observarme un poco, sonrío al mismo tiempo que se me acercaba corriendo y gritando:

-Ya veo que te as dignado a volver, no esperaba menos de un asesino como tú.

-¿Nos conocemos?

-¿Axel, eres gilipollas, es que acaso no me recuerdas?

-La verdad es que no, no recuerdo nada, la verdad que podrías ser mi propio padre y yo no tener ni idea de quien eres ¿Quién eres?

-Un viejo amigo tuyo, que lleva contigo desde la gran guerra, pero la verdad no esperaba volver a verte, te daba por muerto ¿Dónde habías estado todos estos años y como es que no as envejecido ni una gota?

-¿Guerra, envejecido? La verdad que no se de que me hablas, no comprendo nada.

-Amigo mío, tú, eras y eres el general del ejercito negro, el ejercito mas cruel, sanguinario y oscuro que existe, nuestra existencia se remonta a la edad media no obstante desde la gran guerra y aquella explosión, todos los soldados desaparecieron, todo el ejercito fue erradicado, algunos fueron convertidos en polvo, mientras que otros fuimos condenados a la inmortalidad, curioso contrapunto, a unos los niegan la vida y a otros se la perdonan eternamente, pero poco a poco fuimos respondiéndonos y reagrupandonos de nuevo por lo que no hemos desaparecido todavía, temo que el ejercito blanco consiguió vencer, pero contigo aquí de nuevo, podremos volver a la batalla, contigo aquí podremos vencer de nuevo y así conquistar el mundo.

Por lo visto formaba parte de un legendario ejército creado hace siglos, totalmente secreto, cuya única forma de ingreso era ser cruel, sin escrúpulos, sanguinario y en resumen un asesino eficaz, un arma forjada con la carne y los huesos de un mortal, se que suena épico pero todas estas chorradas son las que me dijo el tío del callejón y la verdad es que todas ellas me importaban una mierda, puesto que tengo claro que yo, no podía ser uno de ellos, seguramente se trataba de una equivocación, o quizá yo fuese el general de un ejercito de asesinos, la verdad es que no lo se.